La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria autoinmune caracterizada por el ataque del sistema inmunitario a las células sanas del cuerpo, provocando inflamación en las articulaciones. Más allá de afectar a las articulaciones, esta enfermedad puede dañar partes cruciales del cuerpo como los ojos, la piel, los pulmones, el corazón y los vasos sanguíneos.
Inicialmente, la artritis reumatoide suele afectar las articulaciones más pequeñas, como las de los dedos de las manos y pies. Con el tiempo, puede avanzar a las articulaciones de las muñecas, rodillas, tobillos, codos, caderas y hombros. Los síntomas frecuentemente se presentan en las mismas articulaciones de ambos lados del cuerpo.
Aproximadamente el 40% de las personas con artritis reumatoide también desarrollan síntomas en órganos no relacionados directamente con las articulaciones, incluyendo:
La Artritis Reumatoide puede variar en severidad, por lo cual es indispensable que consulte con su médico si considera que puede estar sufriendo de esta afección.
Si has experimentado alguno de los síntomas mencionados anteriormente, el primer paso es buscar ayuda de su doctor de cabecera, un especialista en enfermedades autoinmunes o un reumatólogo. Su médico analizará detenidamente su condición y determinará si de hecho está experimentando molestias debido a la artritis reumatoide, o si podría ser otra causa. Por lo general, evaluarán su historial médico, seguido de un examen físico. El médico puede sugerir algunas pruebas, que pueden incluir análisis de sangre, rayos X y otros escaneos médicos.
Una vez que su médico diagnostique la enfermedad, crearán un plan de tratamiento que le ayudará a manejar la AR y a volver a vivir su vida.
Si su médico determina que usted padece de AR, le recomendará opciones de tratamiento que a menudo incluyen medicamentos, cirugía y fisioterapia. Estas alternativas terapéuticas se adaptarán a la gravedad de su condición, brindándote un enfoque personalizado. En algunos casos, el reumatólogo puede colaborar con otros especialistas para determinar el mejor curso de acción que se ajuste a su estilo de vida.
Por ejemplo, los terapeutas ocupacionales pueden ayudarle a descubrir nuevas formas de realizar las actividades cotidianas, ofreciéndole consejos y supervisión mientras logras adaptarte a rutinas más saludables que se acomoden a su condición. Por su parte, los psicólogos facilitan el proceso de adaptación a los cambios en el estilo de vida que a menudo surgen al lidiar con la artritis reumatoide. Además, las enfermeras y los nutricionistas han demostrado ser una parte integral del plan de tratamiento, brindando apoyo en la evolución de las necesidades y hábitos del paciente.
En casos excepcionales, cuando el paciente experimenta un dolor debilitante o una inmovilidad significativa debido a su condición, el especialista puede considerar necesario consultar a un cirujano ortopédico para evaluar opciones adicionales de tratamiento.